El Enemigo Interior, el Más Peligroso
Si esto fuera una película, en este momento aparecería un letrero que anunciaría "...un mes después...", porque un mes después llegó a la oficina el tipo que sería nuestro "VP de Ingeniería." Le llamaré "Shimon."
Tardó un mes en llegar porque su contratación no siguió el curso normal de lo que era "normal" en aquella época. Lo normal era entrevistarlo yo, seguido de una entrevista por el CEO y alguno de los miembros "senior" de la compañía (en este caso el único otro miembro senior en ese momento era "El Gordo Jack," un tipo que había acumulado una fortuna cuando su antigua compañía la había comprado HP. Gracias a sus "stock options" tenía en el banco suficiente dinero para comprar cuanto juguete y capricho se le antojaba.
Normalmente, en cualquier compañía, tras las entrevistas había una junta en la que se discutían los pros y los contra que cada entrevistador había notado en el candidato. Luego se votaba y si el voto era favorable, se pasaba a la siguiente etapa: checar sus referencias y si estás eran positivas, negociar su salario y participación en la compañía (stock options, etc.)
A mi me tocó checar las referencias y no fue fácil: por cuestiones de horario, tenía que levantarme a las 4:00 AM para llamar a Israel. Las personas que había dado Shimon de referencias no tomaban la llamada, alegando trabajo o que estaban en junta. Después de una semana de esto, por fin tomó la llamada una persona que ostentaba el puesto de Jefe de Operaciones (whatever that means, pensé).
El JdO: Si, hola, ¿Qué quieres?
Yo: Estamos entrevistando con idea de contratar a Shimon...
El JdO: Si, bien, contrátalo.
Yo; Pero, ¿por qué lo debo contratar? ¿Qué hacía ahí con ustedes...?
El JdO: Ingeniero, hacia ingeniería.
Yo: ¿No puede ser más explícito? ¿ Qué clase de ingeniería hacia...?
El JdO: ¿Qué clase va a ser? Ingeniería de software. ¡Vaya pregunta!
Yo: (Ya molesto por la actitud del tipo.) Mire, a mí me importa un bledo si contratan a su amigo Shimon. Me tengo que levantar a las 4 de la mañana para hablar a Israel y para checar sus referencias. Por lo que a mí me concierna usted y Shamon y el caballo que montaban juntos se pueden ir a ******* y contrato a alguien que tenga referencias más amigables.
El JdO: Bueno, bueno. Calma. Shimon buen tipo. Buen ingeniero. Lastima que se fue. Tiene familia allá, por eso se fue. Haces bien contratarlo.
Yo: Gracias. Adios.
Ese mismo día le mandé un email al CEO reportando la llamada y la actitud del Jefe de Operaciones, quien había sido el jefe de Simón.
"Pero, el Jefe de Operaciones dijo que era buen ingeniero de software, ¿no?" me preguntó el CEO
"Si, eso dijo."
"Pues, contrátalo. Ofrécele 120 mil al año y el paquete estándar de opciones."
Y así fue como Shimon se convirtió en nuestro VP de Ingeniería. El día que se presentó su apariencia me provocó aun más sospechas. Los ingenieros de software que ya había conocido eran gente excéntrica, introvertida y muy "nerdy." Por lo general portaban el pelo largo y/o barba, jeans sucios, una camiseta con algún dicho sarcástico, tennis Nike caros pero sin calcetines, etc. Algunos llegaban al trabajo en bicicleta y otros en patineta. Puntualmente, a las 11:30 AM desaparecían y se iban a comer en un "Pho" de caldos vietnamitas o a un restaurante que servía solamente ensaladas. Trabajaban en aislamiento. (Uno que conocí construyo un"igloo" con cajas de cartón que cubría todo su cubículo. Entraba por un agujero a ras del suelo. Me explicó que le molestaba la luz de día.)
Shimon era completamente lo contrario. Parecía (y luego confirmé que fue) un coronel del ejército israelita. De mediana estatura, poco pelo cortado muy corto, ojos verdes y barba blonda (según el mostacho) bien afeitada, vistiendo pantalones kaki y una camisa de manga corta a cuadros, era como si un agente de Mossad tratara de pasar por un tipo normal, inadvertido. Cuando me saludó, tuve que endurecer la mano porque su apretón de mano casi me deja sin dedos. Desde ese momento supe que Shimon y yo no nos íbamos a llevar bien. Obedeciendo a mis instintos, me dedique a lo mío y evité, hasta donde fuera posible, prudente y políticamente correcto, contacto con él.
El CEO me asignó otra tarea imposible: crear un CRM para la compañía. Sabía que era inútil alegar que difícilmente podría crear dicho CRM (Customer Resources Management) si no habíamos decidido qué perfil tendrían nuestros clientes.
Me puse en contacto con una compañía especialista en crear CRMs a la medida y cuando aparecieron dos ingenieros de dicha compañía quienes venían a recolectar suficiente información del negocio y los potenciales clientes de este, les dije:
"Imagínense que nuestra compañía es una mezcla de Amazon, pues vamos a proveer artículos especializados a nuestros clientes; de imprenta especializada, que imprime desde folletos hasta tazas de café con un logo o dicho que provee del cliente; y un soporte técnico especializado en proveer "tchotchkes."
"¿Que son tchotchkes?" preguntaron y les expliqué.
"La palabra se refiere a los artículos que las compañías regalan en los shows y seminarios. Son bolígrafos, tazas de café, pelotas para aliviar el estrés..."
"¿Pelotas para aliviar el estrés?" preguntaron.
"Olvídenlo. Artículos promocionales. Piensen en artículos promocionales."
Con esas vagas indicaciones mías empezamos a construir un diagrama de un CRM híbrido, por llamarle de alguna manera. No adivinaba las consecuencias que tendría mi tarea. Pero, en la siguiente junta semanal, estas brotaron con violencia.
Estaba yo en medio de mi explicación de porque el CRM sería una mezcla de algo parecido a Amazon con tintes de soporte técnico y punto de venta, cuando Shimon me interrumpió:
"Mira, yo creo que les haz dado indicaciones muy vagas a estos tipos y que eso va a resultar en algo que no va a servir ni para una cosa ni para otra."
"Pues, dado que en esta compañía rehusamos definir el perfil de nuestro cliente potencial, ni que servicios vamos a ofrecer, ni que mercado atacaremos, ni que producto..."
"La solución," dijo Shimon, "es darle el trabajo a una compañía que vaya creando lo que necesitemos en módulos, integrados, según se vayan definiendo."
"Y, ¿dónde vamos a encontrar esa compañía que va a ser nuestro casi socio, pues estaremos a la merced de dicha compañía ya que serán los que tendrán acceso y serán dueños de las joyas de la corona, dado que no podremos tomar un paso sin que ellos desarrollen el software necesario para que lo tomemos?"
Sin pestañear dijo, "La compañía para la que trabajaba en Israel sería un candidato ideal pues yo conozco bien sus habilidades y recursos."
Enseguida se inició una discusión entre Shimos y yo en la que yo erguía que era peligroso depender de un solo proveedor y que además estaba lejos y en un horario imposible. Además, argüi, las compañías especializadas nos pueden orientar mejor que una compañía generalista de desarrollo, pues ya tienen el camino andado y clientes para quien ya han desarrollado software del tipo que necesitaremos.
Shimon insistió que era mejor trabajar con una compañía que dedicaría los recursos que fueran necesitando, y que estaría dispuesta a rediseñar según se fueran definiendo nuestras necesidades.
La acalorada discusión se terminó cuando Shimon dijo,
"Pues, yo ya hablé con ellos y vamos a tener una conferencia telefónica mañana para definir cómo iniciaremos el desarrollo."
El día siguiente, a las siete de la mañana, inició la junta. Fue igualmente acalorado porque si bien los antiguos compañeros de Shimon insistían en hablar en platitudes de su experiencia en desarrollo, yo insistía en exigirles dieran ejemplos específicos en desarrollar cosas como un CRM o un sistema para retornar artículos, medios de embarque, sistemas de rastreos de embarques, etc. La junta terminó cuando los ex-compañeros de Shimon dirigieron a él en lo que asumí era Hebreo y Shimon contestando en el mismo idioma. Me imaginé que preguntaban algo así como "¿Quién diablos es este tipo que cuestiona todo?" Esa misma tarde, Shimon me llamó a su oficina y me dijo;
"Creo que será mejor que te concentres en los servicios computacionales y de telefonía porque viene alguien como VP de Marketing y él se encargará de definir, junto conmigo, los sistemas de la compañía."
En ese momento, mis instintos me dijeron que Shimon no había venido a trabajar en la compañía, había venido a apoderarse de ella.
Tardó un mes en llegar porque su contratación no siguió el curso normal de lo que era "normal" en aquella época. Lo normal era entrevistarlo yo, seguido de una entrevista por el CEO y alguno de los miembros "senior" de la compañía (en este caso el único otro miembro senior en ese momento era "El Gordo Jack," un tipo que había acumulado una fortuna cuando su antigua compañía la había comprado HP. Gracias a sus "stock options" tenía en el banco suficiente dinero para comprar cuanto juguete y capricho se le antojaba.
Normalmente, en cualquier compañía, tras las entrevistas había una junta en la que se discutían los pros y los contra que cada entrevistador había notado en el candidato. Luego se votaba y si el voto era favorable, se pasaba a la siguiente etapa: checar sus referencias y si estás eran positivas, negociar su salario y participación en la compañía (stock options, etc.)
A mi me tocó checar las referencias y no fue fácil: por cuestiones de horario, tenía que levantarme a las 4:00 AM para llamar a Israel. Las personas que había dado Shimon de referencias no tomaban la llamada, alegando trabajo o que estaban en junta. Después de una semana de esto, por fin tomó la llamada una persona que ostentaba el puesto de Jefe de Operaciones (whatever that means, pensé).
El JdO: Si, hola, ¿Qué quieres?
Yo: Estamos entrevistando con idea de contratar a Shimon...
El JdO: Si, bien, contrátalo.
Yo; Pero, ¿por qué lo debo contratar? ¿Qué hacía ahí con ustedes...?
El JdO: Ingeniero, hacia ingeniería.
Yo: ¿No puede ser más explícito? ¿ Qué clase de ingeniería hacia...?
El JdO: ¿Qué clase va a ser? Ingeniería de software. ¡Vaya pregunta!
Yo: (Ya molesto por la actitud del tipo.) Mire, a mí me importa un bledo si contratan a su amigo Shimon. Me tengo que levantar a las 4 de la mañana para hablar a Israel y para checar sus referencias. Por lo que a mí me concierna usted y Shamon y el caballo que montaban juntos se pueden ir a ******* y contrato a alguien que tenga referencias más amigables.
El JdO: Bueno, bueno. Calma. Shimon buen tipo. Buen ingeniero. Lastima que se fue. Tiene familia allá, por eso se fue. Haces bien contratarlo.
Yo: Gracias. Adios.
Ese mismo día le mandé un email al CEO reportando la llamada y la actitud del Jefe de Operaciones, quien había sido el jefe de Simón.
"Pero, el Jefe de Operaciones dijo que era buen ingeniero de software, ¿no?" me preguntó el CEO
"Si, eso dijo."
"Pues, contrátalo. Ofrécele 120 mil al año y el paquete estándar de opciones."
Y así fue como Shimon se convirtió en nuestro VP de Ingeniería. El día que se presentó su apariencia me provocó aun más sospechas. Los ingenieros de software que ya había conocido eran gente excéntrica, introvertida y muy "nerdy." Por lo general portaban el pelo largo y/o barba, jeans sucios, una camiseta con algún dicho sarcástico, tennis Nike caros pero sin calcetines, etc. Algunos llegaban al trabajo en bicicleta y otros en patineta. Puntualmente, a las 11:30 AM desaparecían y se iban a comer en un "Pho" de caldos vietnamitas o a un restaurante que servía solamente ensaladas. Trabajaban en aislamiento. (Uno que conocí construyo un"igloo" con cajas de cartón que cubría todo su cubículo. Entraba por un agujero a ras del suelo. Me explicó que le molestaba la luz de día.)
Shimon era completamente lo contrario. Parecía (y luego confirmé que fue) un coronel del ejército israelita. De mediana estatura, poco pelo cortado muy corto, ojos verdes y barba blonda (según el mostacho) bien afeitada, vistiendo pantalones kaki y una camisa de manga corta a cuadros, era como si un agente de Mossad tratara de pasar por un tipo normal, inadvertido. Cuando me saludó, tuve que endurecer la mano porque su apretón de mano casi me deja sin dedos. Desde ese momento supe que Shimon y yo no nos íbamos a llevar bien. Obedeciendo a mis instintos, me dedique a lo mío y evité, hasta donde fuera posible, prudente y políticamente correcto, contacto con él.
El CEO me asignó otra tarea imposible: crear un CRM para la compañía. Sabía que era inútil alegar que difícilmente podría crear dicho CRM (Customer Resources Management) si no habíamos decidido qué perfil tendrían nuestros clientes.
Me puse en contacto con una compañía especialista en crear CRMs a la medida y cuando aparecieron dos ingenieros de dicha compañía quienes venían a recolectar suficiente información del negocio y los potenciales clientes de este, les dije:
"Imagínense que nuestra compañía es una mezcla de Amazon, pues vamos a proveer artículos especializados a nuestros clientes; de imprenta especializada, que imprime desde folletos hasta tazas de café con un logo o dicho que provee del cliente; y un soporte técnico especializado en proveer "tchotchkes."
"¿Que son tchotchkes?" preguntaron y les expliqué.
"La palabra se refiere a los artículos que las compañías regalan en los shows y seminarios. Son bolígrafos, tazas de café, pelotas para aliviar el estrés..."
"¿Pelotas para aliviar el estrés?" preguntaron.
"Olvídenlo. Artículos promocionales. Piensen en artículos promocionales."
Con esas vagas indicaciones mías empezamos a construir un diagrama de un CRM híbrido, por llamarle de alguna manera. No adivinaba las consecuencias que tendría mi tarea. Pero, en la siguiente junta semanal, estas brotaron con violencia.
Estaba yo en medio de mi explicación de porque el CRM sería una mezcla de algo parecido a Amazon con tintes de soporte técnico y punto de venta, cuando Shimon me interrumpió:
"Mira, yo creo que les haz dado indicaciones muy vagas a estos tipos y que eso va a resultar en algo que no va a servir ni para una cosa ni para otra."
"Pues, dado que en esta compañía rehusamos definir el perfil de nuestro cliente potencial, ni que servicios vamos a ofrecer, ni que mercado atacaremos, ni que producto..."
"La solución," dijo Shimon, "es darle el trabajo a una compañía que vaya creando lo que necesitemos en módulos, integrados, según se vayan definiendo."
"Y, ¿dónde vamos a encontrar esa compañía que va a ser nuestro casi socio, pues estaremos a la merced de dicha compañía ya que serán los que tendrán acceso y serán dueños de las joyas de la corona, dado que no podremos tomar un paso sin que ellos desarrollen el software necesario para que lo tomemos?"
Sin pestañear dijo, "La compañía para la que trabajaba en Israel sería un candidato ideal pues yo conozco bien sus habilidades y recursos."
Enseguida se inició una discusión entre Shimos y yo en la que yo erguía que era peligroso depender de un solo proveedor y que además estaba lejos y en un horario imposible. Además, argüi, las compañías especializadas nos pueden orientar mejor que una compañía generalista de desarrollo, pues ya tienen el camino andado y clientes para quien ya han desarrollado software del tipo que necesitaremos.
Shimon insistió que era mejor trabajar con una compañía que dedicaría los recursos que fueran necesitando, y que estaría dispuesta a rediseñar según se fueran definiendo nuestras necesidades.
La acalorada discusión se terminó cuando Shimon dijo,
"Pues, yo ya hablé con ellos y vamos a tener una conferencia telefónica mañana para definir cómo iniciaremos el desarrollo."
El día siguiente, a las siete de la mañana, inició la junta. Fue igualmente acalorado porque si bien los antiguos compañeros de Shimon insistían en hablar en platitudes de su experiencia en desarrollo, yo insistía en exigirles dieran ejemplos específicos en desarrollar cosas como un CRM o un sistema para retornar artículos, medios de embarque, sistemas de rastreos de embarques, etc. La junta terminó cuando los ex-compañeros de Shimon dirigieron a él en lo que asumí era Hebreo y Shimon contestando en el mismo idioma. Me imaginé que preguntaban algo así como "¿Quién diablos es este tipo que cuestiona todo?" Esa misma tarde, Shimon me llamó a su oficina y me dijo;
"Creo que será mejor que te concentres en los servicios computacionales y de telefonía porque viene alguien como VP de Marketing y él se encargará de definir, junto conmigo, los sistemas de la compañía."
En ese momento, mis instintos me dijeron que Shimon no había venido a trabajar en la compañía, había venido a apoderarse de ella.
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